jueves, junio 15, 2006

Ni Bush ni Maliki detienen desobediencia civil en Iraq

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Mujeres iraquíes lloran entre charcos de sangre tras presenciar la explosión de un coche-bomba en la ciudad iraquí de Kirkuk (norte), el 13 de junio de 2006.
Bagdad, 13 jun (PL) Ni la sorpresiva visita del presidente estadounidense, George W. Bush, ni las medidas de excepción aplicadas por el primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, impidieron hoy que la desobediencia prosiguiera con fuerza en varios lugares de Iraq.

En su segunda visita a esta capital en casi tres años, Bush permaneció por cinco horas en la superprotegida Zona Verde, luego de arribar sorpresivamente al aeropuerto internacional de Bagdad, convertido en un enclave militar norteamericano.

En un intento por mejorar la deteriorada imagen interna e internacional, la presencia del mandatario vino a ratificar el criterio de analistas de que se intenta hacer creer que el gobierno iraquí está en capacidad de conducir los destinos de la nación árabe.

Y más cuando hace apenas seis días una operación militar dio muerte al líder de Al Qaeda aquí, Abu Musab al Zarqaui, que animó a las debilitadas tropas ocupantes y puso en alerta a la nación entera ante el temor de nuevos y más violentos ataques de la insurgencia.

Bush vino a Iraq a reiterar el discurso de la "guerra contra el terrorismo", en la cual, según él, el país del Golfo Pérsico ocupa un frente destacado, pero habló también de reconstrucción del país, de seguridad y economía, aspecto este último vinculado al tema petrolero.

Observadores consideran que este viaje está revestido de la consabida propaganda con vistas a las elecciones de noviembre, en un momento en que goza de la más baja popularidad de presidente alguno en la historia de los Estados Unidos.

En su anterior visita, ocurrida en noviembre de 2003, el inquilino de la Casa Blanca pretendió levantar la deteriorada imagen interna y de las alicaídas tropas, que al igual que ahora, cuestionan la interminable guerra que ya ocasionó dos mil 497 muertes en sus filas.

De otro lado, el mayor general Abdel Aziz Mohammed informó que a partir de mañana más de 40 mil soldados iraquíes y estadounidenses realizarán un operativo de seguridad en esta capital, donde en las últimas jornadas arreciaron los enfrentamientos con la resistencia.

El plan fue concebido por el alto mando estadounidense para buscar sospechosos y en el mismo intervendrán tanques y otros blindados, indicó.

Por la parte iraquí, se sumarán dos regimientos del Ministerio de Defensa y dos del Interior, así como un número no revelado de los más de 130 mil efectivos norteamericanos desplegados en el país del Golfo Pérsico.

Puntualizó que la operación intentará controlar las múltiples zonas conflictivas de Bagdad en un tiempo indeterminado y la seguridad pasará al mando iraquí de manera eventual.

En anteriores ocasiones las tropas norteamericanas de ocupación realizaron maniobras similares en otras regiones del vasto país a fin de aplacar los levantamientos, para lo cual utilizaron desmedida violencia y causaron la muerte de decenas de civiles.

Este martes murieron al menos 16 personas, de ellas seis miembros de la policía iraquí, en diferentes acciones de la resistencia en la norteña ciudad de Kirkuk, tras el estallido de cinco coches bomba.

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