jueves, mayo 25, 2006

Robert Fisk afirma: "los invasores de Irak están hoy casi acorralados y en probable paridad con los insurgentes."

Buenos Aires 21 may. - El corresponsal del diario británico "The Independent" Robert Fisk, lleva 30 años destinado a Oriente Medio. Cubrió la Revolución Islámica de Irán en 1979, la guerra entre Irak e Irán (1980-88), la Guerra del Golfo (1990), de Kosovo (1999), la ocupación de Afganistán y la guerra de Irak. Acaba de publicar el libro "La gran guerra por la civilización".

En una entrevista publicada en el Diario Clarín, Buenos Aires, entre los varios temas abordados, afirma que muchos soldados norteamericanos y británicos van a morir todavía antes de que las tropas se vayan.

Fisk asegura que la insurgencia tiene cerca de 40.000 hombres y si los shiítas se unen a los sunitas podrán ser 200.000. Equivale exactamente al número de las fuerzas de ocupación.

"Los ocupantes se concentran hoy en verdaderas fortalezas —son bunker de acero y concreto— y viven debajo de la tierra." Los británicos, por ejemplo, en Al-Amara "reciben frecuentemente la comida tirada desde aviones que vuelan a gran altura." Si esta es la llamada ocupación de Al-Amara, pienso que ya se acabó. "Ellos dicen que controlan la ciudad porque tienen un acuerdo con los grupos armados que les permiten hacer una patrulla británica una vez por día, por la tarde. Después de la ronda, los soldados vuelven y se esconden otra vez en sus bunker."

"Es por eso que resulta difícil encontrar a los norteamericanos: están todos escondidos en sus fortalezas, bajo tierra. Hace unos años, visité un castillo de los Cruzados en el Líbano y me detuve a observar cómo había sido construido."

"La única manera que se tiene de ver la ciudad es a través de una rendija en el muro que era usada por los arqueros para disparar las flechas. Hoy, si usted va a la "Zona Verde" de Bagdad y mira hacia los orificios por donde salen los caños de la ametralladora, lo único que consigue distinguir es una pequeña parte del camuflaje del soldado."

Un historiador libanés, que trabajó sobre textos árabes, señaló que los cruzados eran atacados por hombres llamados hashashins que venían de Irán y que pasaban por Bagdad. "Eran guerreros suicidas, que se tiraban encima de los cruzados sabiendo que iban a morir. Como ve, es una práctica antigua."

Robert Fisk asegura que "los invasores de Irak están hoy casi acorralados y en probable paridad con los insurgentes." Concluye que "los árabes perdieron el miedo a resistir y que el proyecto norteamericano aparece agotado."

Eleonora Gosman / Clarín, Buenos Aires

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