jueves, mayo 04, 2006

Ministro nicaraguense afirma que embajador de EEUU puede intervenir en su país porque dona 500 millones de dólares anuales

Managua 03 May. - Las maniobras y las declaraciones del embajador de EE UU en Managua, Paul Trivelli, han ocupado las portadas de todos los diarios nicaragüenses en las últimas semanas. El diplomático ha invitado a los dos principales partidos conservadores, el Liberal Constitucionalista (PLC) y la Alianza Liberal Nacional (ALN), a unirse para presentar un único candidato contra Daniel Ortega, el veterano dirigente del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) en las presidenciales de noviembre próximo. Trivelli también “aconsejó” al PLC que apartara convenientemente a su máximo dirigente, el ex presidente Arnoldo Alemán, condenado a 20 años de prisión en 2003 por lavado de dinero y que desde hace seis meses cumple el resto de la pena bajo arresto domiciliario en su hacienda de El Chile.

“El embajador Trivelli se ha pasado un poco”, reconoce el diputado y dirigente ejecutivo del PLC, Miguel Rosales Ortega. “Las presiones están fuera de lugar y más su propuesta de que mi partido y la ALN celebraran unas internas para designar un candidato único”, añade. Rosales cuenta que hace unos seis meses, la dirección liberal propuso al candidato aliancista, Eduardo Montealegre, formar un frente común contra el sandinismo, pero que éste no aceptó. “Ahora es tarde, el embajador lo sabe”, dice Rosales, “pero por lo menos le sirve para decir que ha intentado hacer algo y que nosotros no quisimos”, explica.

El diputado Rosales reconoce que el diplomático ofreció a cada uno de los partidos financiar y vigilar una interna conservadora. Montealegre aceptó estudiar la oferta, pero la cúpula del PLC, herida por los ataques contra Alemán, no. “De todos modos”, concluye Rosales, “creo que la preocupación de Trivelli por el ascenso de una izquierda vinculada a [el presidente de Venezuela, Hugo] Chávez es legítima (…). EE UU es un socio clave de Nicaragua y creo que la intervención del embajador, aunque excesiva, ha respondido a un sincero intento de colaborar en aras del beneficio del pueblo nicaragüense”. A pesar de todo, Rosales reconoce que la polémica no ayuda mucho al candidato del PLC, José Rizo Calderón, actual vicepresidente del Gobierno de Enrique Bolaños.

Al descontento por la injerencia del diplomático se unió la desafortunada intervención del ministro de Exteriores, Norman Caldera, que declaró que “la injerencia se da cuando hay una intervención armada” y que Trivelli sólo había ejercido “su libertad de expresarse”. Lo peor fue cuando el ministro apuntó que el diplomático podía decir lo que le viniera en gana, porque en definitiva EE UU donaba al país más de 500 millones de dólares anuales.

“Los países que dan esa cooperación pueden pronunciarse y decir: ‘Miren señores, si ustedes quieren continuar recibiendo esos fondos de mis contribuyentes, yo voy a decir bajo qué condiciones doy esa ayuda”, dijo Caldera a un grupo de periodistas, entre ellos al de la agencia Efe.

La portavoz de la Embajada estadounidense en Managua, Preeti Shah, no quiso comentar el asunto, mientras que el portavoz del Ministerio de Exteriores nicaragüense, Óscar García, no ha devuelto las llamadas telefónicas ni ha respondido a los correos electrónicos enviados para obtener su punto de vista sobre esta polémica.

Lo cierto es que tanto desde Washington como desde las filas conservadoras nicaragüenses temen que el país centroamericano se convierta en otra ficha del tablero del eje Caracas-La Habana, como ha sido el caso de Bolivia con la victoria electoral de Evo Morales y como puede llegar a suceder en Perú si el candidato nacionalista Ollanta Humala vence en la segunda vuelta de las presidenciales, que se celebrará en menos de un mes.

Chávez ha declarado abiertamente que confía en el triunfo de Ortega y para dejar constancia ha acordado suministrar petróleo a decenas de alcaldes del FSLN. El proyecto supone la creación de la empresa petrolera Alba Petróleos de Nicaragua, de participación mixta entre PDV Caribe, filial de la estatal Petróleos de Venezuela (Pdvsa), y la Asociación de Municipios de Nicaragua (Amunic).

Ortega, durante su visita a Caracas la semana pasada, declaró a los medios venezolanos que las maniobras de Trivelli constituían una “injerencia” en los asuntos internos de Nicaragua, mientras que califica la ayuda que da Chávez a su partido como “colaboración”.

Daniel Ortega fue presidente de Nicaragua entre 1985 y 1990, cuando fue derrotado en las urnas por Violeta Chamorro. El mandato de Ortega, marcado por el enfrentamiento con EE UU, acabó en una gran crisis económica y política tras el intento de implantar un sistema inspirado en el socialismo cubano.

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