El Fascimperio contrataca: Legisladores de EEUU quieren prohibir por la fuerza la explotación petrolera en aguas de Cuba

En los tiempos que corren cualquier amenaza de los EEUU puede convertirse en el germen de una crisis internacional. No hay lugar para el destierro del absurdo, de la prepotencia antijurídica, de las agresiones armadas, de las guerras preventivas a juicio y voluntad del agresor, ni siquiera del genocidio, en el desorden jurídico internacional que está estableciendo el Imperio.

Los países europeos –supuestos paladines de la democracia, de la justicia internacional y de los derechos humanos- son cómplices totales del Fascimperio que quiere gobernar el mundo, sometiendo a los pueblos y explotándolos hasta el hambre.

Que no nos engañen las sonrisas, los aparentes despistes y los disimulos. Todos nuestros políticos, los que comparten las agresiones de los EEUU, o los no las ven ni las oyen, son reos de lesa humanidad, cobardes que no merecen ningún respeto. Todos se ocultan o se protegen bajo una espesa capa de cinismo.

El presidente Fidel Castro informó, el pasado primero de mayo, del crecimiento de la producción de crudo nacional y gas en el primer cuatrimestre de este año, la cual fue de un 1.244.000 toneladas, cuatro veces más que en el período especial, durante los años 90.

Se concluirán, en el presente año, 36 nuevos pozos, además de otros utilizados en los intervalos de montaje o paradas de los exploratorios, explicó.

En la actualidad, se trabaja en 11 pozos exploratorios y dos de desarrollo y otros cinco similares están en etapa de evaluación o puesta en explotación, unido todo ello a un notable ahorro del consumo de portadores energéticos y combustible para generación.

La divulgación de estos datos fue suficiente para alborotar el debate parlamentario estadounidense donde un grupo de legisladores, encabezados por los de origen cubano, hablan de prohibir las exploraciones cubanas en aguas a más de 40 millas de La Florida.

Además de la inviabilidad de tal prohibición en aguas no pertenecientes a Estados Unidos, ese planteamiento busca disuadir, mediante la amenaza, a las empresas internacionales que firmaron convenios con Cuba para actividades de exploración en esa área.

Y, sobre todo, no logra esconder el temor a que el éxito en esos esfuerzos para el autosuministro petrolero demuestren al mundo el temor estadounidense a reconocer otro rotundo revés en su política hacia Cuba