martes, marzo 28, 2006

“Si Colombia lo pide, EE.UU. intervendrá el país para capturar guerrilleros de las Farc”.

Así declaró al diario El Tiempo la ex embajadora en Colombia y ahora subsecretaria para Asuntos de Narcotráfico Internacional en el Departamento de Estado, Anne Patterson, el 23 de marzo. El 25 de marzo agregó: “La guerrilla es ahora nuestro principal blanco”.

Las declaraciones de la ex diplomática del gobierno de Bill Clinton no sorprenden. Después de los fracasos militares en Plan Colombia y Plan Patriota contra la guerrilla de las FARC, tanto el gobierno del presidente Álvaro Uribe como el gobierno de Bush buscan otros canales para la intervención directa al conflicto armado en Colombia y para encontrar una puerta a la segunda intervención; la de contra Venezuela desde el territorio colombiano.

La noticia el 23 de marzo era que el fiscal estadounidense Alberto González sindicaba a 50 líderes de las Farc de introducir cocaína en Estados Unidos. Describe la guerrilla como el Cartel de coca más grande del mundo.

Las acusaciones norteamericanas han sido recibidas con frialdad en Colombia, incluso en algunos sectores oficialistas. Los colombianos saben perfectamente bien hasta donde la coca y la mafia ha llegado y quien representa y quienes que se han beneficiado de la droga. Pero lo curioso y chistoso es que ahora vienen las acusaciones desde los Estados Unidos en donde el mismo presidente Uribe fue acusado en la década -90 por tener nexos con Pablo Escobar y el Cartel de Medellín. La cifra “No 82” va a perseguir a Uribe toda la vida porque ese fue el número que colocó el Departamento de Estado al mandatario colombiano sobre personas no deseadas por sus nexos con Escobar.

¿Y los paras?

El diario El Espectador respiraba dudas hacia el fiscal norteamericano en un editorial el domingo pasado (26 de marzo) agregando el tema de los narcoparamilitares:

“Algunas de estas organizaciones (carteles de la droga) se hicieron visibles cuando sus jefes aparecieron vistiendo traje camuflado, dispuestos a participar en las negociaciones de Santa Fe de Ralito (el lugar por las negociaciones entre Uribe y los paramilitares). Y no deja de despertar curiosidad, por decir lo menos, que en medio de ese proceso, cuestionado entre otras cosas por los ‘colados’ narcos que limpiarán su pasado, y con la reelección (de Uribe) a la vuelta de la esquina, los Estados Unidos publiciten masivamente su señalamiento a las Farc y ni siquiera de paso mencionen a los grupos paramilitares”.

Pero Casa Blanca solo ve un enemigo:

“La guerrilla es ahora nuestro principal blanco” decía Patterson y asegura que Bush & Rice van a intervenir si el gobierno colombiano así lo desea.

El arma esta vez, para obligar a las FARC de entregarse al estado colombiano, se llama “extradición”.

“Sabemos que a lo que más temen los ‘narcos’ es a la extradición.”, dice la ex embajadora gringa, confirmando su total ignorancia del conflicto colombiano y el tema de los cultivos de las hojas de coca. Para ilustrar aún más su desconocimiento dice que “hay evidencia nueva ahora que las Farc han estado en retirada”, gracias al Plan Patriota y que “la fumigación les ha quitado a las Farc millones de dólares en ganancias. Tenemos indicios de varios frentes que se han quedado cortos de fondos”.

Pero la ex diplomática no menciona para nada las derrotas militares que ha tenido el ejército colombiano durante el 2005 y el 2006. Suena insólito, que una guerrilla que se dedica a cultivar, cosechar, transportar y crear redes internacionales para distribuir la coca tenga tiempo para realizar acciones militares, paralizar y dejar en oscuridad medio país, sin embargo, si es así, que la guerrilla se financia a través de la droga y que los campos de la hoja de coca han sido bastante reducidos, ¿porque vemos una intensificación de la guerra por parte de la guerrilla si los Frentes ´ han quedado cortos de fondos´?”

“Moral revolucionaria fortalecida”

Sin embargo la señora Patterson, igual como todos los funcionarios colombianos, no tiene conocimiento del pensamiento y la mentalidad guerrillera. Creer o tener la ilusión que un guerrillero se va a entregar a las autoridades colombianas por el solo hecho de correr el peligro de ser extraditado a Estados Unidos, provoca risas en las filas insurgentes. Muchas veces he conversado con guerrilleros rasos acerca el peligro de ser guerrillero, sus experiencias en el primer combate con el enemigo, el mismo miedo como tiene el soldado de morir en el combate. Pero el guerrillero, a cambio del soldado del estado, se ha incorporado a la insurgencia porque quiere cambiar un país de injusticia que incluso asesina a sus propios ciudadanos. El guerrillero esta dispuesto a dar su vida por esa meta y miles de guerrilleros han caído en ese combate.

Es que el conflicto armado en Colombia tiene unas raíces sociales y políticas, subrayó James Lemoyne, encargado de la ONU para el conflicto colombiano. Por eso fue declarada persona non grata por Uribe el año pasado.

El revolucionario de ayer y de hoy sabe porque se mete al conflicto. El Che encarnaba ese prototipo del “Hombre Nuevo”. Pero para personajes ilustres como Uribe, Pastrana o Patterson es imposible ni siquiera de imaginarse en la ropa del guerrillero y estar dispuesto de llegar hasta las últimas consecuencias ya que han sido criados y formados en unas clases sociales totalmente ajenas a la realidad colombiana de miseria y de terror.

Es por eso la nueva “arma” de Estados Unidos, “asustar con extradición”, provoca risa. Si Plan Patriota, el operativo militar más grande del conflicto armado no ha podido doblegar a la insurgencia con sus indiscriminados bombardeos, flotas de helicópteros de Black&Hawk, embarcaciones de “Pirañas” en los ríos colombianos con cañones y ametralladoras de Punto 60, decenas de nuevos batallones “Alta Montaña”, armados hasta los dientes, miles de redes de sapos que convierte Colombia a un estado policiaco, ¿cómo va a ser posible de presionar a la guerrilla de entregarse al estado colombiano por que corre el peligro de ser extraditado? No tiene ni siquiera una lógica.

El caso de Simón Trinidad, extraditado el 31 de diciembre del 2004, confirma que esa “arma” no tiene efecto. Es el guerrillero más conocido y del más alto rango que ha sido extraditado. Su extradición solo provocó “odio de clase” y una “moral revolucionaria fortalecida”, como expresaba Lucero Palmera, esposa y compañera de guerra con Trinidad en una entrevista a este reportero en abril 2005.

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