jueves, marzo 16, 2006

Ecuador: Firme oposición a firma del TLC

ALAI AMLATINA, 16/03/2006, Quito.- “Las diferentes
comunidades y pueblos tenemos una decisión firme, estamos
pidiendo que el gobierno no firme el Tratado de Libre Comercio con
Estados Unidos, porque no es justo que se dé las espaldas al
pueblo ecuatoriano y que por el interés de 200 personas se
entregue la soberanía del país”. Son palabras de Jorge Herrera,
presidente del Movimiento Indígena y Campesino de Cotopaxi, una
de las organizaciones que desde el 13 de marzo participó
activamente en las protestas convocadas por la Confederación de
Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE) que se extendió a
nueve provincias del país.

Demostrando que ha recuperado y mantiene la fuerza y la
capacidad de convocatoria intactas – que algunos creían
debilitadas- , el movimiento indígena mantuvo bloqueadas las
carreteras de la región centro- norte de la Sierra ecuatoriana,
provocando la paralización de las actividades económicas y
comerciales. A mediodía de este jueves (16), el movimiento
indígena de la provincia de Cotopaxi, 60 kilómetros al sur de Quito,
suspendió momentáneamente el paro, advirtiendo que se iniciará
un levantamiento si persiste la intención de firmar el TLC. En otras
provincias el paro se mantiene hasta que la CONAIE decida cómo
continuar la lucha. En Quito, grupos estudiantiles e indígenas
efectuaron manifestaciones contra el TLC, mientras un centenar de
campesinos se encuentran tomados la Catedral, a pocos metros
del Palacio de Gobierno.

La movilización indígena y popular puso nervioso al Presidente
Alfredo Palacio, sobre todo porque la CONAIE le advirtió que “si
firma el TLC, se irá a su casa”. Para tratar de ganar apoyo,
Palacio se reunió con los presidentes de las otras funciones del
Estado, mientras ordenó mano dura para contener las
movilizaciones. Varios heridos y contusos causó la acción
represiva de las Fuerzas Armadas y de la Policía que utilizaron
bombas lacrimógenas y balas en contra de comuneros pobres que
protestaban en las carreteras. A consecuencia de estas acciones,
se registró decenas de detenidos y heridos, incluyendo al joven
indígena Alberto Cabascango, quien perdió su ojo izquierda por el
impacto de una bomba lacrimógena.

Además de la suspensión de las negociaciones del TLC con
Estados Unidos, cuya ronda final está prevista para el 23 de marzo
próximo en Washington, el movimiento indígena ecuatoriano
demanda la convocatoria a una Asamblea Constituyente y que el
Estado ecuatoriano ponga fin al contrato con la empresa
transnacional estadounidense Occidental Oil and Gas Corporation
(más conocida como OXY), a la que se acusa de haber transferido
el 40% de sus acciones a la empresa canadiense ENCANA sin
autorización del Ministerio de Energía y Minas y de otras
violaciones a la ley. La OXI mantiene una producción de
aproximadamente 112 mil barriles diarios. Al declararse la
caducidad de este contrato, el Estado obtendría un ingreso anual
de más de 1000 millones de dólares.

En la tarde del 15 de marzo, el Presidente Palacio aseguró a los
periodistas que “prefiere renunciar a decir que no vamos a negociar
el TLC”. Y en la noche, en una cadena de radio y televisión, afirmó
que el caso de la OXI “es un problema jurídico y debemos
responder a él en derecho, lo cual significa garantizar el interés
nacional”. Al mismo tiempo, acusó a la CONAIE de desestabilizar
el país y de pretender la disolución nacional y de las instituciones.

La organización indígena rechazó las afirmaciones presidenciales,
señalando que las “movilizaciones tienen por objetivo defender la
soberanía nacional y permitir la democracia en la toma de
decisiones tan fundamentales como el Tratado de Libre Comercio”.
La CONAIE pide la convocatoria a una consulta popular sobre el
TLC y mientras se consulta al pueblo “se informe de todo aquello
que ha sido negociado hasta el presente, eliminando las cláusulas
de confidencialidad y abriendo un debate transparente sobre las
reales consecuencias de este tratado”.

Contramarcha empresarial

El tema del TLC ha polarizado las posiciones. Los empresarios
que se beneficiarán con este tratado presionan al gobierno de
Palacio para que cierre las negociaciones, mientras llaman a
declinar las protestas. Estos sectores son: los floricultores,
fruticultores, plastiqueros, textileros, atuneros, quienes han
convocado a una contramarcha a favor del TLC prevista para el 17
de marzo en Quito.

Los grandes empresarios, apoyados por los medios de
información, han lanzado una ofensiva propagandística en la que
alaban las “bondades” del TLC y amenazan con terribles
consecuencias para el país si éste no se firma, una vez que ya lo
han hecho Colombia y Perú. Según los empresarios, por poco el
TLC abre las puertas del paraíso pues los “jóvenes tendrán mejores
oportunidades de acceder al empleo”, los “consumidores tendrán
acceso a mejor calidad y menor precio a los productos”, “el
Ecuador tendrá que cumplir con los derechos de los trabajadores y
erradicar el trabajo infantil”, según reza la circular Nº 33 de la
Cámara de Industriales de Pichincha.

Muchos, sin embargo, no comparten la visión de las elites para las
cuales los problemas se solucionan con más recetas de “libre
mercado” y más neoliberalismo. Basta ver los graffitis
contestatarios escritos en las paredes de Quito referidos al TLC:
“Tiempo de Lagrimas Campesinas”, “Tengo La Camisa negra”, “¿Te
Lo Crees?”, “To kill Latin Contries”. “Tratado de Libre
Colonización”.

Al anunciarse el posible cierre de las negociaciones del TLC, crece
la preocupación y reacción de los sectores sociales que serán
afectados por el mismo. La CONAIE ha manifestado que la firma
del TLC significará la destrucción de la producción agrícola del
país, y particularmente de más de tres millones de campesinos
que desaparecerían con la introducción de productos agrícolas
subsidiados y transgénicos. Otra amenaza es la privatización de
las fuentes de agua, ubicadas en los páramos y en las
circunscripciones territoriales indígenas de la amazonía. Así
mismo, con el TLC, la precaria atención de salud de los
ecuatorianos se verá agravada por el encarecimiento de las
medicinas y la desaparición de los medicamentos genéricos.

La salida democrática para encontrar un camino de solución ante
un problema como el TLC, donde hay posiciones tan encontradas
y disímiles, parece ser la convocatoria a una consulta popular para
que sea el pueblo el que decida en las urnas. Sectores del
Congreso se han pronunciado en este sentido, pero los
empresarios y los negociadores del gobierno no quieren saber
nada de consultas. ¿Se impondrá el interés de las 200 personas
de las que habla el indígena Jorge Herrera? ¿O el TLC será
derrotado?


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