viernes, marzo 24, 2006

Conflicto estudiantil se radicaliza y aumenta tensión en los subburbios de Francia

Se temen disturbios este jueves durante las manifestaciones previstas contra el Contrato Primer Empleo (CPE).
En esta línea, el jefe del gobierno hizo el miércoles un llamamiento a las partes a una discusión pero «sin condiciones previas».
Las palabras de Villepin fueron interpretadas por círculos cercanos al primer ministro como una «mano tendida» hacia sindicatos y estudiantes.
Así, señalando que se trataba de «una vuelta importante en la crisis del CPE», el entorno del primer ministo, Dominique de Villepin, hizo referencia a «un cierto número de contactos» con los sindicatos, al tiempo que subrayó su deseo de que las discusiones empiecen «lo antes posible».
Sin embargo, sindicatos y movimientos estudiantiles han vuelto a reiterar la retirada total del CPE como condición previa a cualquier negociación con el ejecutivo.
Una retirada «significaría que capitulamos ante la lógica de los ultimátums», había asegurado el martes Villepin, en referencia al CPE, destinado a los menores de 26 años y apodado «contrato para esclavos» ya que admite el despido libre, sin justificación alguna, durante dos años.
La dureza del primer ministro no ha hecho mella en los estudiantes de liceos (enseñanza secundaria) y universidades, decididos a proseguir con su movilización del jueves bajo una fuerte tensión social.
Las organizaciones sindicales, asimismo, preparan un «martes negro» para el 28 de marzo, con manifestaciones y huelgas en los transportes, incluido el tráfico aéreo, que podrían paralizar al país.
Ante las posiciones irreconciliables de gobierno y sindicatos, el ministro del Interior, Nicolas Sarkozy --principal rival dentro de las filas conservadoras de Villepin de cara a las elecciones presidenciales del 2007-- se decantó con la propuesta de experimentar durante seis meses el CPE.
Esa sería «una solución sabia, que permitiría a todas las partes no claudicar», señaló Sarkozy al expresar su temor de una posible reanudación de la violencia en los suburbios, sacudidos por tres semanas de motines juveniles, a finales del 2005.
La posición de Sarkozy se vio apoyada por el ministro de Educación, Gilles de Robien, para quien «hay que probar el CPE y hacer un balance seis meses después de su puesta en función».
Eso sería «la prueba más evidente de la buena fe» gubernamental«, sostuvo Robien en una entrevista concedida a la edición del jueves del diario Le Progres.
»Existe el peligro de que esta efervescencia de los estudiantes de liceos y universidades despierte la agitación en los suburbios, que siguen bajo una fuerte tensión«, afirmó Sarkozy, en declaraciones al semanario francés Paris Match.
En el departamento de Seine-Saint Denis (norte de París), donde a finales de octubre del 2005 se desencadenó una ola de violencia urbana tras la muerte accidental de dos adolescentes, varias manifestaciones de estudiantes de liceo dieron lugar, el martes y miércoles, a enfrentamientos con la policía y quema de vehículos.
Las manifestaciones de días pasados contra el CPE terminaron en choques, a veces muy violentos, entre estudiantes y policía, sobre todo en París.
Un sindicalista, gravemente herido el sábado pasado en circunstancias aún no aclaradas, seguía en estado de coma este miércoles.
Ahora, la incógnita es ver si los servicios de orden establecidos por los sindicatos para la movilización del jueves funcionarán, neutralizando así a los agitadores que en días pasados causaron los principales disturbios.
En cuanto a la determinación estudiantil, este miércoles aumentaron hasta 61 las universidades comprometidas en la protesta (contra las 58 del martes), según un balance establecido por la AFP.
Los liceos paralizados en París ascendieron a unos 600, según cifras de los sindicatos del sector, mientras que de los 4.330 existentes en todo el país, más de un millar registraron perturbaciones.

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