jueves, marzo 16, 2006

Abu Ghraib y Colombia: sufren los gordos de Botero

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[botero_p] 15 Mar. - inSurGente/ Prensa latina (Fausto Triana).- Aquellas gordas de rostros felices y apacibles parecen haber abandonado momentáneamente el trazo de Fernando Botero, el reconocido pintor colombiano ahora comprometido con realidades tandemoledoras como Abu Ghraib y su propio país.

Son igualmente gruesas sus figuras, pero con la marca del sufrimiento, la vejación, la agonía y la violencia, en rostros y cuerpos.

La violencia en Colombia es la muestra de 50 pinturas del artista plástico que se presenta en panamá y que recorrerá después diversos países de América latina y Europa. En 23 óleos y 27 dibujos hay una síntesis de la plástica más enlazada con esa Colombia "que me duele horriblemente", como el mismo confesara.

Desde Quebrapatas (sobre las minas antipersonales), pasando por Matanza de los inocentes, hasta Mujer llorando.

El dolor del artista se revela en sus recientes declaraciones al señalar que la violencia en Colombia es producto de la ignorancia,

"en cambio, en Abu Ghraib estamos hablando de una violencia que perpetuada por la armada más grande del mundo".

Tanto en sus secuencias sobre las torturas de los efectivos norteamericanos contra prisioneros en Iraq, como en su visión lapidaria de la nación sudamericana, Botero plasma descarnadamente imágenes poco complacientes.

"A mi, como al resto del mundo, me produjo un choque profundo que los estadounidenses, que vienen de un país obviamente civilizado, se hubieran prestado a la tortura, que es una cosa que divide a la civilización de la barbarie", comentó en una entrevista con BBC Mundo.

Según su óptica, el arte tiene poder en el tiempo, en el recuerdo y en el testimonio. Cuando Picaso y Goya pintaron Guernika o Los fusilamientos, "esos cuadros no eran nada. Pero hoy la gente recuerda esos episodios a través de esas obras".

Abandona en estos momentos la cara amable de Colombia, que es la más conocida en el mundo, para adentrarse en la faceta sórdida de la terrible violencia que azota a ese país.

Lejos quedan en el recuerdo aquellas deliciosas esculturas de bronce que adornaron durante algún tiempo Le Champs Elysee de Paris en la década de los 90 del pasado siglo, con un aire extraordinario de vitalidad en sus gordas y gordos de todas las generaciones.

La exposición que ahora disfruta Panamá hasta fines de marzo, tiene carácter itinerante y aspira a ser vista en la mayor cantidad de plazas posibles en Latinoamérica, Europa y Estados Unidos.

Botero, según los organizadores de la muestra aquí, tiene especial interés en presentar en Nueva York sus obras de Abu Ghraib y La violencia en Colombia, tal vez con la esperanza de sacudir un tanto a la opinión pública del gigante norteño.

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