viernes, febrero 17, 2006

EEUU y Colombia no cierran TLC y extienden negociaciones

EEUU y Colombia no cerraron hoy el TLC que negocian, como esperaban, y continuarán las conversaciones la próxima semana, aunque ya han ventilado todos los temas excepto los ligados a la agropecuaria.

Una vez más los representantes de ambos países han tenido que anunciar que no han conseguido resolver todas sus disputas y que continuarán negociando el Tratado de Libre Comercio (TLC), que debían haber cerrado hace muchos meses.

No obstante, el tono adoptado por la delegación colombiana es diferente que en ocasiones anteriores.

'Evidentemente estamos a punto del cierre de la negociación', dijo el ministro de Comercio, Industria y Turismo, Jorge Humberto Botero, que se ha caracterizado por unas declaraciones muy cautas sobre el proceso.

'Todo parece indicar que culminaremos exitosamente', enfatizó el ministro, quien dijo esperar que ese fin se producirá 'en el transcurso de la semana próxima'. El lunes no habrá reuniones porque es fiesta en Estados Unidos.

Lo que les queda en el plato es un acuerdo sobre el ritmo y modo de eliminación de las barreras aduaneras al comercio de productos agropecuarios, así como las normas sanitarias y fitosanitarias para el control de la calidad de los alimentos.

Hoy por la noche continuaban las conversaciones sobre el sector avícola y el arroz que, junto con el maíz, son los productos más sensibles para Colombia.

Al frente de los negociadores colombianos estaba el propio presidente del país andino, Alvaro Uribe, que se ha arremangado la camisa esta semana en Washington y ha tratado de toneladas de piezas de pollo y sacos de cereal.

Hoy también se reunió con la secretaria de Estado, Condoleezza Rice, y con el secretario de Agricultura de EEUU, Mike Johanns.

Mañana Uribe volverá a Bogotá, pero el negociador jefe de Colombia, Hernando José Gómez, dijo a los empresarios de su país que se han desplazado a Washington que 'queda abierta la posibilidad de que regrese' a la capital estadounidense la próxima semana para dar el carpetazo al TLC.

Poner fin a las negociaciones, que comenzaron en mayo de 2004, es visto como un triunfo político para un presidente que se presenta a la reelección en mayo.

Si la agropecuaria es el asunto más difícil de la negociación, el segundo lugar se lo llevan las normas para la protección de las patentes, los derechos de autor y la propiedad intelectual en general, un capítulo que los negociadores cerraron hoy.

'Nos quita un dolor de cabeza la firma de la propiedad intelectual', dijo, aliviado, el ministro de Protección Social, Diego Palacio.

Algunas organizaciones no gubernamentales han alertado de que la mayor protección a los fármacos de marca que ha exigido Estados Unidos encarecerá el cuidado de la salud -pues los medicamentos genéricos son más baratos- y costará la vida a muchos enfermos de sida y otras enfermedades graves.

Aunque Palacio reconoció que presenta 'retos' para el país y requiere procedimientos 'más efectivos', el ministro defendió el acuerdo. 'Este tratado facilitará la llegada rápida (a Colombia) de desarrollos terapéuticos de cualquier lugar del mundo', destacó.

El ministro explicó, además, que el TLC no obligará a Colombia a permitir que se patenten los segundos usos de un medicamento, es decir, los beneficios colaterales de medicinas ya elaboradas para otro fin.

El jueves, Uribe se empeñó directamente en las discusiones sobre propiedad intelectual y logró que EEUU accediese a que Colombia siga aplicando la normativa vigente en este asunto, dijo Palacio.

A medida que se acerca el momento de poner punto y final al texto del acuerdo, los negociadores empiezan a pensar en el siguiente paso: su aprobación por parte de las legislaturas de ambos países.

La experiencia del último TLC que llegó al Congreso de EEUU, el de América Central y República Dominicana, no es muy halagüeña. Fue ratificado en julio por tan sólo dos votos de margen en la Cámara Baja.

'La evolución política en Estados Unidos es francamente adversa' para la aprobación, reconoció Botero. No obstante, por ahora, los colombianos se concentran en cerrar el pacto y no en vender la piel del oso antes de cazarlo.

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