viernes, diciembre 23, 2005

Advierten que Washington actúa como émulo de los nazis

Ciudad Reynosa, Tamps., 22 de diciembre. En esta ciudad fronteriza, el presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), José Luis Soberanes Fernández, aseveró que con la construcción del muro fronterizo para contener la migración, el gobierno estadunidense parece querer emular al antiguo régimen de la Alemania nazi.

"Hacia allá nos llevan", expresó, porque es imposible pensar que un régimen democrático construya una barda divisoria que separe a dos países con el objetivo de "resolver" el problema migratorio.

El ombudsman subrayó: "Si se quiere, es muy fácil resolver este problema: se requiere un acuerdo migratorio que ordene los flujos, que los regule. Los migrantes van allá porque Estados Unidos requiere mano de obra barata, subsidian su economía. Es la ley de la oferta y la demanda. Con la construcción del muro en toda la frontera norte van a generar un problema gravísimo".

Esa acción, abundó, es un absurdo: "A ver, ¿qué van a hacer con los 11 millones de mexicanos indocumentados que se sabe se encuentran en aquel país? ¿Los van a meter a todos en la cárcel? ¿Van a encarcelar a sus familiares si los ayudan?"

Luego defendió a los migrantes mexicanos: "Ellos están allá, en el trabajo, no están de ociosos, subsidian la economía estadunidense. Si los legisladores y las autoridades de aquel país deciden continuar con el muro, van a crear un colapso económico. Eso es una irracionalidad. Ellos están trabajando por la economía de ese país. El muro es más una medida mediática de los legisladores americanos y no tiene sentido desde el punto de vista ético, político y jurídico".

Por otra parte, respecto de la decisión de la Suprema Corte de Justicia de la Nación de declarar constitucional la cadena perpetua a los presos, lo que en el caso de narcotraficantes los hace extraditables a Estados Unidos, el ombudsman advirtió que "podría ocurrir lo mismo que en Colombia: que su deportación provoque un problema social más grave; se puede intensificar la violencia, porque nadie en su sano juicio puede estar contento con ser enviado de por vida a un país con un régimen terrorífico".

Durante un recorrido que realizó por esta ciudad fronteriza, Soberanes Fernández visitó las márgenes del río Bravo. Ahí, al mediodía, se encontraban cuatro migrantes. Tres eran centroamericanos -dos hondureños y uno guatemalteco--y uno mexicano, de Guerrero. Los cuatro aguardan una oportunidad para ingresar ilegalmente a Estados Unidos. Llevan ya uno, dos y hasta cinco intentos.

En una parte del Bravo, un joven hondureño de 27 años, que ya ha intentado en cinco ocasiones ingresar al vecino país, le comenta al titular de la CNDH que "en esta ocasión tardé tres meses en llegar a la frontera norte".

Se llama Carlos Morgan y manifiesta su deseo de alcanzar el sueño americano porque en su país, sostiene, no hay trabajo, y cuando lo hay "lo que nos pagan no nos alcanza para comer. Por eso abandonamos nuestra tierra, a las esposas y a los hijos; queremos estar mejor".

Esta, señala, es la quinta ocasión. "Cuatro veces me han agarrado de aquel lado y me han repatriado. Me han mandado por avión a mi país, y lo piensa uno otra vez, pero ni modo, hay hambre y necesidades, y como no hay trabajo allá, tengo que volver hasta que logre entrar."

Lleva cinco días en Ciudad Reynosa. Todos los días ha buscado la manera de pasar, pero no lo ha conseguido. "Me tardé tres meses en llegar. Lo que pasa es que crucé a México en tren hasta Cintalapa, luego en Tenosique, Tabasco, tomé un autobús. Luego otra vez el tren. En algunos estados buscaba trabajo, de albañil, y me contrataban. A veces me pagaban 150 pesos, en otros, cien o 50, pero había quienes se aprovechaban de mi condición y me daban sólo 40 pesos.

"Allá, en Honduras, se quedaron mi esposa y mis dos hijos. Ahora sí que los abandoné, pero no hay trabajo y voy a insistir hasta que logre cruzar a Estados Unidos. Es difícil, y aunque ya me han agarrado cuatro veces, lo seguiré intentando. Dicen que el 24 de diciembre es una buena fecha, porque es festiva, y lo voy a intentar nuevamente."

Junto a él está Fernando, un guerrerense de Acapulco. Con 25 años, dice que va en busca de trabajo para poder ahorrar y poner un negocio. "Está difícil ahorita. Ya habíamos pasado y nos agarraron, pero volveré a intentarlo hasta que logre pasar."

Ambos jóvenes dicen al ombudsman nacional y al quinto visitador de la CNDH, Mauricio Farha: "Lo intentamos nadando. Nos quitamos la ropa y la metemos en bolsas. Si viaja una mujer, ella va en una llanta y llegando al otro lado nos vestimos rápido y a correr, pero siempre están allá esperándonos para detenernos y deportarnos".

Ellos, como muchos otros migrantes deportados o que van a intentar cruzar hacia aquel país, pernoctan en el albergue de la iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe. Ahí les dan posada y alimentos.

Durante el recorrido, el cónsul de México en McAllen, Luis López Moreno, dijo al presidente de la CNDH que "ahorita tenemos un problema grave con los ex convictos que nos envía Estados Unidos. Tenemos como mil 500 y la población de aquí siente temor de que ellos puedan cometer aquí algunos delitos.

"Al llegar a México se les deja libres, porque no se sabe de qué delitos se les acusa. Otro problema que nos preocupa es el de los menores que viajan solos, generalmente con polleros a los que sus padres les encargan que los pasen la frontera con papeles falsos, pero cuando los detectan los abandonan o se los quitan."

El diplomático destaca: "Hemos tenido la deportación de 862 niños hasta ayer 21 de diciembre, pero nosotros sólo estamos enterados de los menores que regresa la Border Patrol, porque los otros que agarran en el puente no nos los reportan".

También dijo a Soberanes Fernández que en ocasiones, al deportar a una familia, la separan: a los padres los repatrian por una parte y a los hijos por otra; eso está ocurriendo cada vez menos, pero todavía hay casos".

En lo que va de este año han fallecido en esta parte de la frontera 42 mexicanos, 20 por insolación, 20 por ahogamiento y uno por causa desconocida. En 2004 murieron 40 migrantes mexicanos en esta frontera y 46 en 2003.

El cónsul López Moreno entregó al ombudsman nacional un listado de los 4 mil 852 casos de migrantes atendidos del primero de enero de este año al 21 de diciembre: 25 por ciento, repatriación de menores; 0.31 fallecidos; 7.54, traslado de restos; 1.36, por robo: 0.29, proceso de custodia de menores, y 0.41 por ciento, por recuperación de salarios no pagados.

No hay comentarios.: